Suponiendo que la democracia sea aquel sistema de ordenación de la vida pública por el que los ordenados (ciudadanos) deciden por sí mismos cómo ordenarse, la consulta sobre la reforma de la Diagonal ha sido un ejemplo de democracia.
Algunas voces críticas en relación a los llamados procesos participativos afirman que los ciudadanos no somos suficientemente sabios como para decidir qué nos conviene y en cambio nuestros representantes, instruidos por supuestos expertos en la materia, sí lo pueden hacer. No volveré a insistir en que no hay una sabiduría "experta". Hemos visto cómo varios expertos han defendido estos días tanto la opción A, la B como ninguna de las dos. ¿Quién tiene la razón?
Lo que sí tengo claro es que si estamos en una democracia, no se puede omitir, bajo pretextos técnicos, la opinión del 79,84% de aquellos ciudadanos que han decidido expresar su parecer sobre la reforma de la Diagonal. Imaginemos que no se hace la consulta, que el consistorio municipal decide llevar a cabo la reforma y que una cumbre de expertos aconseja la opción A (o la B, no importa). Pues bien, la racionalidad de los demócratas no participativos nos lleva a desarrollar un proyecto de 125 a 136 millones de euros en contra de la opinión del 79,84% de los ciudadanos que han votado, que son quienes por una u otra vía pagan las obras. Hum ...Algo no me liga.
¿Ha votado poca gente? Vale, pero por regla general (la perfección no existe) todos los que han querido votar lo han hecho. Si la democracia tiene algo que ver con la libertad debe respetar la decisión de la ciudadanía, aunque sea la de no manifestarse en un tema dado. ¿Qué impacto mediático hubiera tenido por los comentaristas que ningunean la baja participación una manifestación de 137.454 personas en la Diagonal en contra de las propuestas A y B de reforma?
lunes, 17 de mayo de 2010
Un ejercicio de democracia
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A mi lo que no me liga es cómo puede la gente ser tan estúpida.
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