jueves, 20 de mayo de 2010

Los problemas técnicos

No hace falta insistir demasiado en las críticas que se han vertido sobre los aspectos tecnológicos de la fase de votación de la consulta para la reforma de la Diagonal, pero conviene hacer alguna reflexión.

Como la perfección no existe, ¿hay algún sistema que funcione al 100%? ¿Nunca nadie de ustedes ha ido a un cajero automático y se ha encontrado con cortes de línea, opciones no ejecutables o sencillamente el cartel rojo de "fuera de servicio"? Si están conectados 11 horas a Internet, ¿no hay ninguna página de las que visitan actualmente que cueste cargarse más de lo habitual o incluso no sea posible acceder en alguna ocasión?

Creo sinceramente, que se ha exagerado, en algunos aspectos.


Hay que distinguir dos tipos de problemas: los específicamente técnicos que no atentan necesariamente al derecho a votar y los que han permitido suplantar la identidad de un participante.
En un mundo ideal ninguna de las dos tipologías deberían haberse materializado, pero si bien las primeras son inherentes al mecanismo de votación electrónica, la segunda sí resulta inexcusable.

El jefe del grupo mayoritario de la oposición en el consistorio municipal, el Sr. Xavier Trias, no pudo votar en el lugar que había escogido por un cable desconectado que no fue debidamente detectado. Con paciencia, eso sí, se trasladó un centenar de metros a otro punto de consulta presencial y allí pudo ejercer a la primera su derecho. La votación se prolongó durante seis días y se podía efectuar presencialmente o por Internet, de manera que quien quería manifestar su opinión tenía otras opciones. De acuerdo que no es una situación ideal, pero sí subsanable con buena voluntad. Era la primera vez que masivamente se hacía una votación electrónica en la ciudad de Barcelona y, como todo en este mundo, necesita un rodaje.


Las caídas del línea del sistema se resolvían reiniciándose el software, operación que no llegaba a los tres minutos, en condiciones normales.
¿Quién no ha ido a adquirir algún producto o recibir algún servicio y le han dicho lo de "un momento, por favor, que la máquina no funciona"?


Más grave que los errores técnicos en sí es su falta de verificación inicial.
La Gerente de Sistemas de Información del Ayuntamiento manifestaba en la prensa (o eso decía la prensa que había manifestado) los primeros días de la votación que no se había hecho una prueba general del sistema el día anterior. Es que se hubiera tenido que hacer, no el día anterior, sino antes. No soy técnico en sistemas de información, pero estoy seguro de que si Internet está lleno de mensajes generados automáticamente de forma indiscriminada, el sistema de votación elegido podía someterse a una prueba de recepción de miles de votos lanzados simultáneamente para intentar determinar su resistencia.


Pero aún así, más preocupante aún resulta la alteración de un principio básico de la democracia como es la identificación de la persona que vota.
No se puede considerar permisible un mecanismo de identificación basado en el número de DNI y fecha de nacimiento enviados por SMS recibiendo un código autentificación para introducir en la pantalla de votación. Internet, para lo bueno y lo malo, contiene tanta información que permite obtener datos personales, principalmente de ciudadanos de relevancia. Bien conocidos son los casos del jefe del Partido Popular en el Ayuntamiento Barcelona o de la Infanta Cristina. Ni como mecanismo para facilitar el voto se puede permitir este canal de identificación. ¿Cuántos abuelos, padres, hermanos o hijos habrán votado sin ser conscientes? Mal favor a la participación ciudadana se ha hecho. Pero tiene una fácil solución (los errores están para aprender de ellos), no permitir nunca más este mecanismo de autentificación.

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