Enric Sierra (http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100322/53897880481.html) plantea ayer en La Vanguardia el tema importante de la significación o no del porcentaje de participación de una consulta como la que se plantea para la Diagonal .
Quisiera hacer una consideración inicial al respecto sobre la relatividad de las cifras (y no quiero decir que sea la intención del Sr. Sierra ni mucho menos, no se me mal interprete). Se puede hacer una lectura que 30.000 personas son poco significativas ante un hecho, mientras que ante otro se puede decir que son casi una multitud. Imaginemos los comentarios que puede suscitar una manifestación de 30.000 personas recorriendo la Diagonal en contra de su reforma o a favor de la misma. Alguien se atrevería a afirmar que Barcelona (toda) se manifiesta a favor o en contra.
Imaginemos ahora que la reforma se lleva adelante sin consulta popular, apelando al criterio de los expertos y al buen hacer de los representantes electos, como en muchos comentarios sobre el tema se puede leer. Sin poner en duda la profesionalidad de los dos colectivos, seguro que no todos los expertos opinarán lo mismo (en los periódicos se puede contrastar estos días) y que no todos los responsables de votar el proyecto en su calidad de concejales del Consistorio lo harán en el mismo sentido (como se pone de manifiesto). Entonces, ¿quién está en el camino más acertado? Personalmente lo tengo claro, todos, porque las razones, de unos por el sí y los otros por el no, corresponderán a diferentes visiones, todas ellas respetables: es un tema de prioridades, sea por el transporte privado, por el público, dentro de él por bus o el tramo, por el presupuesto, los peatones, los comerciantes …
¿Y los ciudadanos no tienen prioridades? Si los 41 concejales, asesorados / influidos por determinados colectivos, 22 votan una opción, 18 otra y 1 se abstiene, ¿los ciudadanos mantienen necesariamente esta proporción? ¿Es esta la voluntad de los votantes en un tema que no estaba explicitado en los programas electorales de las últimas elecciones en las que votaron? ¿No sería más preciso oír la opinión de al menos 30.000?
Las claves bajo mi punto de vista son dos: dar la posibilidad (y facilitar) de expresar la opinión de cada uno (la utilicen los que la utilicen) y, antes, informar para que puedan formarse su opinión, escuchando a los técnicos, los políticos, los grupos directamente implicados en los resultados de la reforma (o en su no realización).
Y tengo que volver a decir aquello que estas dos claves con las nuevas tecnologías son más factibles de lo que algunos afirman. Falta experiencia. Y sin experiencia, no hay evolución.
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